El Gobierno de Castilla-La Mancha impulsa un proyecto de recuperación de plásticos dentro de la estrategia de economía circular
Los plásticos utilizados para el proyecto proceden de Toledo y Talavera de la Reina.
Sometiendo los plásticos a altas temperaturas, ha quedado demostrado que los restos plásticos pueden ser transformados, por ejemplo, en combustible.
El objetivo de este proyecto es desarrollar un proceso basado en el modelo de economía circular que permita la recuperación plásticos que no son reciclables, para reducir así la cantidad de éstos que terminan acumulándose en vertedero.
Alcalá de Henares (Madrid), 7 de enero de 2018.- El viceconsejero de Medio Ambiente, Agapito Portillo, ha manifestado el compromiso del Gobierno regional para buscar alternativas que permitan “reducir la cantidad de residuos plásticos que van, finalmente, a un vertedero”, dentro de la estrategia marcada para desarrollar un modelo de economía circular en Castilla-La Mancha. Un objetivo que ha explicado durante su visita, recientemente, a la Universidad de Alcalá de Henares, donde ha conocido los detalles de los resultados de un proyecto innovador, en el marco del convenio suscrito entre la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural y Ecoembes.
Consciente de la evolución de los hábitos de consumo, en los que se utilizan gran cantidad de plásticos, “aproximadamente, uno de cada cinco kilos de los residuos que se generan en los hogares son plástico, con alrededor de 100 kilos de residuos de plásticos cada año”, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha impulsado un proyecto de investigación para el reciclado químico de residuos plásticos procedentes de envases domésticos, y poder obtener productos comerciales utilizables en la síntesis de nuevos materiales.
Según ha explicado Agapito Portillo, “de esos 100 kilos sólo reciclamos 45 y se valorizan energéticamente unos 16, siendo el resto depositados e vertedero”, un asunto que preocupa al Gobierno regional implicado en la preservación del medio ambiente. Por lo que un proyecto de estas características de reciclado químico, “permite desarrollar un proceso que recupere por procedimientos químicos –pirólisis- la fracción no reciclable de los plásticos, y reducir así la cantidad de éstos que termina acumulándose en vertederos de Castilla-La Mancha”.
Elevado poder calorífico de los plásticos
Los plásticos que se han utilizado para el proyecto provienen tanto de la fracción resto (bolsa de basura), como del material de rechazo del contenedor de recogida selectiva de envases ligeros (contenedor amarillo). Como resultado del proceso se obtienen tres fracciones: una fracción sólida, que supone menos del 20 por ciento del total; una fracción líquida, que puede alcanzar hasta el 80 del total; y una fracción gaseosa, de hasta un 35 por ciento del total, en función del tipo de plásticos tratados.
Desde el punto de vista económico, las fracciones más interesantes son la líquida y la gaseosa constituidas mayoritariamente por compuestos aromáticos muy interesantes desde el punto de vista químico (benceno, tolueno, etilbenceno o estireno). De hecho, la fracción gaseosa, por su elevado poder calorífico, fue utilizada durante el proyecto como combustible para calentar el reactor de pirólisis.
En resumen, la tecnología empleada en el proyecto ha demostrado que podría recuperar hasta el 90 por ciento de los materiales contenidos en residuos plásticos que, de otra forma, irían a parar a vertedero, obteniendo una serie de productos de valor añadido y con un importante interés desde el punto de vista químico industrial, suponiendo una importante contribución a la economía circular para este tipo de productos en Castilla-La Mancha.
Esta acción forma parte del ambicioso paquete de nuevas medidas sobre la economía circular, puesto en marcha por la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural para ayudar a las empresas y los consumidores castellano-manchegos en la transición a una economía más circular, sostenible, y competitiva, donde se utilicen y valoricen los productos, materiales y recursos de modo más sostenible y se mantengan en la economía el mayor tiempo posibles, reduciendo al mínimo la generación de los residuos y siendo más eficiente en el uso de los recursos, dentro también de la estrategia europea.