La Conferencia Mundial Wonca, de Médicos de Familia, distingue entre sus 20 médicos ‘héroes rurales’ a un profesional de Guadalajara
Manuel Millán, ya jubilado, fue médico en el Centro de Salud de Brihuega; ha sido reconocido por su historia personal de esfuerzo para ser médico y por su actual dedicación a campañas solidarias en Camerún, Brasil o la República de Chad.
Guadalajara, 27 de marzo de 2017.- La Conferencia Mundial Wonca, de Médicos de Familia, ha reconocido con uno de sus premios para ‘Héroes Rurales’ la labor de Manuel Millán, médico de familia recientemente jubilado, que trabajó durante 36 años como médico rural.
Wonca distingue así a 20 médicos de todo el planeta, y en el caso del doctor Millán, que fue médico en la localidad de Brihuega, ha valorado su dedicación actual a causas solidarias que le han llevado hasta la República de Chad, donde ha participado en una campaña para operar ceguera evitable junto a varios oftalmólogos zaragozanos de ‘Ilumináfrica’, así como a Brasil y recientemente a Camerún, donde ha pasado dos meses atendiendo a los pigmeos bagyelis.
Manuel Millán se ha mostrado muy agradecido tanto a Wonca como a los profesionales que propusieron su candidatura, y “sorprendido porque nunca habría pensado que yo estuviera entre los reconocidos, en el mundo hay miles de médicos que lo merecen más que yo”, señala.
Asimismo, valora que éste es un reconocimiento a los “médicos rurales, una parte de la medicina menos conocida pero sí muy reconocida por los pacientes, la población rural que debe tener sus servicios y donde los médicos no pueden perderse”.
Wonca, con sus premios a los héroes rurales, pretende poner en valor a aquellas personas capaces de inspirar a otras a través del servicio, el liderazgo o la vocación y permiten dar a conocer el trabajo que realizan cuidando a pacientes, tomando decisiones y promoviendo estilos de vida saludables o acciones solidarias.
Medicina en Camerún
Durante dos meses, Manuel Millán ha permanecido en el Hospital d’Ebome, en Kribi, al sur de Camerún, un centro con tres médicos generales de plantilla fija junto a enfermeras y auxiliares y con turnos de voluntarios. Allí, de la mano de la ONG Ambala, ha trabajado atendiendo gratuitamente a los pigmeos bagyelis, “una población de unas 15.000 personas que quedan en la selva, acorralados por grandes empresas con intereses madereros y de agricultura extensiva, y con el nuevo puerto que se está haciendo, que será uno de los mayores de África”.
Según explica, durante este tiempo “hemos tenido que hacer de todo”, algo en lo que le ha resultado muy útil su perfil de “médico general y de alguna manera médico rural, que estamos más alejados de los hospitales, por lo que tenemos que hacer desde una radiografía para ver si podemos poner una inmovilización con escayola o una férula hasta hacer cirugía menor”.
“He visto de todo”, señala, “desde niñas violadas con cuya familia debes trabajar, porque allí la estructura familiar es distinta, estando los niños a cargo de sus madres en el 75 por ciento de los casos” a heridas que “aquí atenderían cirujanos plásticos y allí debemos solucionarlas los médicos generales con una primitiva anestesia”, siendo habituales los traumatismos por caída de moto y desde árboles o golpes de machete o atenciones por paludismo, diarreas y partos.
Lo más impactante ha sido “ver que lo que tiene posibilidades de curación, lo que aquí puede ser vida, allí es la muerte”, ya que tratar ciertas enfermedades tiene un coste tan elevado que “muchos padres deben optar por dejar morir al hijo enfermo, al que podrían tratar en una ciudad grande, para salvar al resto de sus hijos”.
Una parte fundamental de su labor ha sido el trabajo en materia de higiene, desinfección y asepsia, concienciando sobre nociones básicas como el lavado de manos por parte de enfermeras y médicos locales cuando atienden a pacientes o la limpieza de las superficies en las que se atiende a los enfermos, “cosas que aquí nos parecen básicas pero que allí no están interiorizadas y eso trae consecuencias. Al final de mi estancia habían cambiado algunas cosas y eso es satisfactorio, pero falta ver si esos cambios de actitud se mantienen en el tiempo”.
Wonca no sólo ha valorado la actual contribución de Manuel Millán a campañas en distintos puntos del planeta, sino que también ha tenido en cuenta la historia personal de este médico, criado en el bajo Aragón y que consiguió dedicarse a la medicina con mucho esfuerzo y por sus propios medios, pues “a los ocho años apenas había ido al colegio; desde muy joven cosía balones y estudiaba el Bachillerato por libre y a ratos, y cuando me fui de casa con 16 años canté por toda Europa para poder costearme la carrera de Medicina”. Sus vivencias quedan recogidas en su blog personal, medicoytrovador.blogspot.com.es.