31/03/1999JCCM

Según los primeros estudios tras las excavaciones realizadas el pasado año LA NECRÓPOLIS DE "EL CEREMEÑO" (GUADALAJARA) REPRESENTA UNA ANTIGÜEDAD ANTERIOR A LA FASE PLENA DE LA CULTURA CELTIBÉRICA


Las primeras conclusiones que pueden esbozarse ante el análisis de los diversos restos aparecidos en la necrópolis cercana al castro celtibérico de "El Ceremeño" (Herrería, Guadalajara), señalan que, al menos en el sector estudiado, representa un momento bastante antiguo, sin duda anterior a la fase plena de la cultura celtibérica, según se destaca en el informe de la campaña arqueológica llevada a cabo en este yacimiento el pasado año.

Las excavaciones se realizaron durante los meses de noviembre y diciembre de 1998, contando para ello con personal del INEM contratado gracias al convenio firmado entre este organismo y la Consejería de Educación y Cultura.

Entre las novedades que, a priori, se pueden mencionar, resaltan la existencia de señalizaciones en las tumbas, destacando una estela de piedra y un enlosado tumular, así como la aparente antigüedad de los enterramientos y de las cerámicas documentadas, que parecen situar el primer momento de utilización de la necrópolis en una etapa anterior al nivel antiguo del castro de "El Ceremeño", lo que llevaría a demostrar la vinculación con grupos procedentes del valle del Ebro, en la transición del Bronce Final-Edad del Hierro.

El yacimiento de "El Ceremeño" fue descubierto casualmente por vecinos de la localidad de Herrería en los año 80.

Las excavaciones arqueológicas realizadas desde entonces han proporcionado interesantes datos que han permitido ampliar notablemente el conocimiento sobre la cultura celtibérica en sus aspectos urbanos y domésticos, a los que comienzan a unirse los relativos a sus costumbres funerarias desde que en 1997 se localizó el lugar donde se hallaba la necrópolis del poblado, a unos 500 metros de éste.

El rito practicado por los celtíberos era el de la incineración, que consistía en la cremación del cadáver, tras lo cual se guardaban las cenizas en un recipiente de cerámica que se enterraba en el suelo, rodeado de piezas del ajuar. En algunas ocasiones la sepultura quedaba señalizada por una estela de piedra.

Las excavaciones realizadas hasta el momento han permitido descubrir diez sepulturas en las que, junto a restos de la cremación, aparecen vasos cerámicos y algunos fragmentos de pulseras y varillas de bronce.

Destaca entre todas ellas una sepultura sobre cuyo hoyo de cremación se hallaron depositados hasta 25 pequeños cantos seleccionados por su forma redondeada y su color, un hacha pulimentada (semejante a otra aparecida en el castro de "El Ceremeño"), un colgante de caliza negra y un vaso cerámico de paredes finas y decoración incisa.

El poblado de "El Ceremeño", de unos 2.000 metros cuadrados, ha conservado sus estructuras defensivas y domésticas de dos ocupaciones sucesivas en el tiempo; la primera, de mediados del siglo VI a.C., fue destruida por un incendio y sobre los restos se volvieron a asentar sus habitantes hasta el definitivo abandono del lugar, presumiblemente en el siglo IV-III a.C.

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