Profesionales del equipo de Dermatología del Hospital General de Tomelloso.
14/07/2010Consejería de Sanidad
Los primeros pacientes comenzaron a beneficiarse de este nuevo tratamiento dermatológico el pasado mes de abril

EL GOBIERNO REGIONAL INCORPORA LA FOTOTERAPIA A LA CARTERA DE SERVICIOS DEL HOSPITAL GENERAL DE TOMELLOSO (CIUDAD REAL)

Esta terapia está indicada en el tratamiento de linfomas cutáneos, psoriasis, falta de pigmentación y dermatitis atópicas, entre otras enfermedades.

Desde el pasado mes de abril, los pacientes de la comarca de Tomelloso que lo precisan están recibiendo tratamientos de fototerapia en el Hospital General de Tomelloso (Ciudad Real) gracias a la cabina PUVA-terapia con la que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha dotado a este centro sanitario.
Con esta nueva terapia se han ampliado los tratamientos que se ofrecen desde el Área de Dermatología del hospital tomellosero a pacientes con enfermedades en la piel que pueden mejorar o erradicarse con este tratamiento.
La fototerapia consiste en la exposición a radiaciones ultravioletas que se potencia con la toma de psoraleno, una sustancia química fotosensibilizante que incrementa los efectos a la exposición de esta luz y que el paciente toma entre dos y cuatro horas antes de la exposición.
Este tratamiento está indicado en el abordaje de linfomas cutáneos, ciertos tipos de psoriasis, algunos casos de falta de pigmentación en la piel, dermatitis atópica resistente a otros tratamientos, picor generalizado en la piel, morfea (endurecimiento de la piel) y erupción polimorfa solar.
Protocolo
Antes de iniciar el tratamiento, el especialista determina el fototipo de cada paciente y en función del mismo y de la patología a tratar se administra la primera sesión; habitualmente en las siguientes, se incrementa la exposición del paciente de forma progresiva.
Según explica Diego Manzano, dermatólogo del Hospital General de Tomelloso, lo más importante en el tratamiento con fototerapia es determinar el fototipo de la piel del paciente y la dosis de exposición, que se mide en julios por centímetro cuadrado de piel, con el fin de controlar al máximo la exposición del paciente.
El criterio que se utiliza siempre en el tratamiento es aplicar la menor dosis con la que el paciente está libre de síntomas. Los tratamientos suelen empezar con dos o tres exposiciones semanales, todas y cada una de ellas bajo control y supervisión estricta del especialista, intentando no superar a lo largo de toda una vida una dosis total de 1.500 julios por centímetro cuadrado.
 

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