"El Gobierno de Pedro Sánchez, ya con la aquiesciencia de Bruselas, propuso una flexibilización de los objetivos de déficit para los ejercicios 2019 y 2020, al objeto de favorecer un aterrizaje más suave hacia el equilibrio más suave, pero pensando en la posibilidad de que pudiéramos reforzar todo el gasto relacionado con el Estado de bienestar, que es el que más sufrió con la crisis económica. Fue rechazado por el PP y por Ciudadanos, que son aquellos que, por un lado, piden aumento de gasto; por otro lado, piden reducción de ingresos, pero al mismo tiempo se negaron a que las Comunidades Autónomas tuviéramos un margen mayor de capacidad de gasto para destinarlo a los servicios públicos fundamentales".