“El caso de Cuenca es distinto. Por su propio pasado, por la riqueza del patrimonio histórico-artístico que alberga, Cuenca es una ciudad eminentemente cultural. Por ello, la Semana de la Música Religiosa constituye el valor añadido y la diversificación de actividades que son dos de los rasgos básicos de competitividad en la economía del presente. Este es otro de los estímulos que nos empujan a seguir colaborando en la celebración de este evento, sin perder la senda de la moderación presupuestaria, tal como impone el signo de los tiempos, pero con un apoyo acrecentado, en la idea de que, el futuro y el desarrollo de la ciudad de Cuenca pasan, necesariamente, por el hecho de que siga creciendo”.