Los cambios han de venir de la lucha colectiva de mujeres y hombres, evidentemente, pero la implicación profunda de los hombres es fundamental, porque el machismo es el sustrato último en el que se sustenta la violencia de género. La medicina más eficaz para acabar con la violencia de género es la igualdad, y el mejor canal para trasladar los valores de la igualdad es la educación. Sobre todo, a las personas jóvenes. El repunte de la violencia de género entre jóvenes es más que preocupante, como lo es el hecho de que en ocasiones no identifiquen como violentas determinadas situaciones o relaciones que lo son. De ahí la importancia de la educación, de la prevención, de las campañas de información, que sirven para empoderar a las mujeres, para poner el foco en la importancia de mantener relaciones afectivo-sexuales igualitarias y que dejen claro que en los casos de violencia, el culpable siempre es el agresor y nunca la víctima